[CNT-Zaragoza] El imposible retorno de la social-democracia

I_CNT_social_democraciaEn el Partido Republicano estadounidense hay una frase que suele usarse: ‘un gobierno lo bastante fuerte para daros todo lo que queréis es también un gobierno lo bastante fuerte para arrebataros lo que tenéis.’ Por supuesto, teniendo en cuenta la ideología altamente reaccionaria y ultra-capitalista de dicho partido, esta frase es usada para justificar políticas que dejen al capitalismo y la explotación campar a sus anchas. Sin embargo, no deja de ser sintomático y alude directamente a los fallos de visión que quienes se están dejando llevar por la euforia de la “nueva política y las formaciones “del cambio”. Al final, en el caso que nos ocupa, esta frase explica perfectamente el desmantelamiento del pseudo-Estado del Bienestar mediante los recortes que se han ido imponiendo a la población del estado español con la excusa de la crisis que estalla en 2008. Todas las concesiones que en su día se lanzaron desde el gobierno del PSOE durante la supuesta Transición han ido despareciendo, precisamente porque, al ser concesiones, no apuntalaron un fortalecimiento de la clase obrera como sujeto socio-político, sino un desmantelamiento de ésta en cuanto tal sujeto.

Así, lo que se pretende con este texto es señalar que históricamente los partidos han incumplido sistemáticamente los programas con los que camelaban votos (incluso con mayorías absolutas) y que la “nueva política”, en realidad, no es nueva. Podemos ha tenido paralelismos notables con la primera trayectoria del PSOE, por ejemplo. Ya se vio la farsa que fue en su momento el referéndum sobre la entrada del estado español en la OTAN, que se ha visto repetida por Podemos con el rebaje de su discurso desde sus primeras posiciones sobre la necesidad de salirse de la OTAN a pasar no sólo apoyarla sino incluso a fichar al que fuera JEMAD del ejecutivo de Zapatero, Julio José Rodríguez. Por no mencionar los cambios de parecer, reflejo de una sumisión a las instituciones dominantes, en materia de deuda, pensiones o renta mínima garantizada. También se ve, en el otro lado del espectro teatral que implican la política parlamentaria y de tertulias de sobremesa, o nocturnas, que el uso de Ciudadanos de un discurso contra la corrupción política es evocador del discurso usado durante los ’90 por José María Aznar para que el PP se alzase con el poder.

Así, incluso más allá de que la social-democracia sirviese, en su momento, para la desarticulación de la clase obrera, vemos que el sector que se podría considerar como izquierdista en esta falsa “nueva política no parece querer ir más allá de un simple arreglo social-demócrata (incluso menos, si tenemos en cuenta las declaraciones de Pablo Iglesias en las que decía que no pensaban ir tan lejos como SYRIZA, y ya sabemos que SYRIZA no ha hecho más que aceptar una tras otra todas la exigencias de los poderes fácticos europeos). Pero hay aquí un gran problema para este planteamiento: dado que la social-democracia implica un fuerte dirigismo desde el Parlamento respecto a la economía (el capitalismo), la actual configuración del mercado como un ente totalmente globalizado , transnacional, convierte a la economía en algo imposible de dirigir desde el Parlamento de un Estado-nación dado. Así, el poder político está también sometido a la centralización política en la UE y la ONU y a pactos de gobiernos anteriores, como la mencionada entrada en la OTAN con el PSOE y la cuestión, también mencionada, de Podemos y el ex-JEMAD del último gobierno del PSOE.

Respecto a la UE, se ha visto cómo la independencia que tenían los estados miembro se reducía a todo aquello que no sea lo económico: por ejemplo, mientras se forzaban las medidas de austeridad desde Bruselas hacia la periferia de la UE, se permitía que estos estados gestionaran el control social de formas incluso ilegales como en el caso del uso repetido en el estado español de pelotas de goma prohibidas internacionalmente; las advertencias en este caso eran meramente formales. Así se ve que, de hecho, la UE no es sino una marioneta al servicio del FMI y el BCE, salvaguardando los intereses de las clases ricas (Bruselas ya ha impuesto recortes al déficit público de 22.000 millones para 2016, con un ajuste de 7.500 millones en dos años, sea cual sea la configuración del gobierno que salga, aplazando la multa por no cumplir los objetivos impuestos desde las altas instancias de la UE en materia de austeridad el pasado 2015).

Además, la UE permite a los diferentes estados-miembro hacer pruebas con leyes que puedan resultar polémicas en algunas zonas, imponiéndolas allí donde causen menor rechazo para luego, abogando por la uniformidad, puedan ser forzados a las poblaciones más reticentes. De esta forma se ve cómo la frase de John Quincy Adams, el sexto presidente de los Estados Unidos de América, que dice que ‘[h]ay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación, una es con la espada, la otra es con la deuda’, cobra una vez más un significado bastante tétrico.

Desde Podemos se han hecho varias declaraciones en este sentido, apuntando a que lo que buscaban las cúpulas era eso, una simple social-democracia. Sin embargo, el hecho de que este partido provenga de un Think Tank de profesores de Ciencias Políticas significa que son plenamente conscientes de la imposibilidad de dicho arreglo. Aún así lo pretenden. Esto, junto al rebajamiento del discurso por parte de sus principales cabezas visibles (comparar entre antes y después de Podemos, y a partir de las europeas) indica que lo único que buscan es el voto para acceder al poder parlamentario, para comportarse como burócratas paternalistas. Y decimos paternalistas porque es así exactamente como empezó el partido, con un grupo de intelectuales de la Complutense que pretendían guiar a las masas hacia lo que ellos aseguran sería una sociedad mejor. Eso sí, una vez sus candidaturas obtengan el poder político. Este paternalismo intelectualoide ya mostró su cara clasista con los comentarios de Pablo Iglesias sobre un grupo de lúmpenes, calificándolos como “gentuza de clase más baja que la nuestra», sin preocuparse en ahondar en el tipo de sociedad que provoca esas desigualdades, ni siquiera con una breve mención o explicación.

El parlamentarismo nunca será una solución real para liberarnos de la opresión y explotación a que nos somete este sistema. Lo necesario, a tal fin, es que nos organicemos para poder luchar de manera directa y poder avanzar para tomar el control de nuestras vidas en nuestras propias manos.

Imagen: puntosinapsis.wordpress.com